12 ene 2015

CUIDADOS DE LA PIEL EN EL TRABAJO

Existen un gran número de agentes físicos y químicos capaces de producir enfermedades dermatológicas en diversas actividades y puestos de trabajo, de hecho los problemas de la piel de origen profesional son muy frecuentes. Estos agentes incluyen productos irritantes y cáusticos  exposición al frío o al calor, fricción con herramientas, contacto con hongos, virus o bacterias, etc. 

A continuación se exponen las dos medidas preventivas generales más importantes para prevenir enfermedades dermatológicas y cuidar la piel en el trabajo.

1. Disponer de información completa y fiable sobre las sustancias y los materiales que se usan en el trabajo, así como de los riesgos que comportan. 

De esta manera es más fácil conocer las precauciones que se deben adoptar para evitar riesgos así cómo saber actuar en el caso de contacto de la piel con sustancias irritantes o que producen alergias. 

2. Establecer unas medidas básicas de higiene personal.

Usar prendas y productos de protección para el cuidado de la piel. Mejor intentar sustituir las sustancias nocivas, instalar sistemas de ventilación y procurar la automatización del trabajo. Tener precaución con el uso indiscriminado de los guantes de látex para evitar alergias y sustituirlos por guantes de vinilo.

Para reducir el tiempo de contacto con el producto de riesgo y evitar su transporte a otros lugares se recomienda una ducha diaria o limpieza de las manos y de las zonas de la piel expuestas. Se aconseja en general que los grifos tengan sistemas de abertura que eviten el contacto directo.

Usar el jabón necesario, frotando a fondo, primero con poca agua. Al finalizar, la suciedad y el jabón se enjuagarán totalmente con abundante agua. Evitar los secadores de aire caliente. La mejor opción son las toallas de tejido que no resequen la piel.

Escoger el tipo de limpiador según la suciedad. Si hay poca suciedad, un limpiador líquido de pH neutro, sin disolventes. Si la suciedad es media y tenaz mejor un detergente líquido de pH ligeramente alcalino, sin disolvente para las grasas, y con un pequeño porcentaje de disolvente para colas y pinturas. Evitar el jabón en polvo y en pastilla. Tampoco los productos abrasivos como el serrín o la arena.


Aplicar una crema protectora sobre la piel limpia antes de cada trabajo y después de cada higiene.